Hace tiempo que no escribía, últimamente he estado más tranquilo, después de la tormenta siempre llega la calma. Hoy volvía en el coche con mi hermano, mi cuñada, y mi sobrino a mi lado, y pensaba cómo pasa el tiempo. Hace nada mi hermano y yo nos matábamos a tortas, y ahora el enano que tenía al lado le grita papá desde el asiento de atrás. Y a mis padres les llamamos abuelos. Yo le repito tío, tío, tío, pero mi sobrino no se cosca o se hace el loco. El otro día quedamos para cenar y Virginia me dijo que parecía como si el tiempo no pasara por mí. Y a veces yo mismo tengo esa sensación. Pero sé que eso es irreal, que es sólo la falta de responsabilidades, de tener todo el tiempo para mí. Veo a mi hermano y a mi cuñada, y me parece mentira que tengan que llegar pronto a casa para bañar a alguien que se les parece tanto. Veo a mis padres y me entra un no sé qué. Me veo a mí, y pienso que el tiempo sí que pasa, aunque no se note... Y pienso en que Peter Pan se ha ido. Y que es una pena. Aunque no tanto, porque le reconozco en la sonrisa de mi sobrino cuando va a tocar un enchufe, y me mira con esos ojos de pillo. Como dice el final de esta canción: ¡que Campanilla te guarde, Peter!
domingo, 1 de junio de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)